Nos vendieron el paraíso/
niños que jugaban con botellas de agua/
hijos de la noche perpetua/
Se alimentaron de química/
Sin saber.../
que sus vidas iban a estar condenadas a más/
y más química
Hoy he rozado el limbo con una nimiedad, una cosa pequeñita.
Un instante, un atardecer.
Lo que pasó y no volverá.
El mar debajo de nuestros pies, el viento soplando con la
suavidad de la gaviota que azotaba un cielo encendido.
Un día oliendo tu pelo a salitre, bromeando y haciendo de adultos,
aunque seamos adolescentes encerrados en cuerpos adultos.

Yo también tengo miedo.
Tengo mucho miedo y recuerdo las noches llorando sólo en la
cama del psiquiátrico.
Tu teléfono desconectado y mis llamadas tiradas a la basura.
Por la noche toco tus pechos soñando, y te beso aquí y allá,
en mitad de la noche despierto y quiero volver a ese no lugar.

Pero tu ya has partido...
y te has marchado y has rehecho tu vida,

y no me atrevo a volver a soñarte
ni amarte
ni a hacer real, lo que no recuerdas,
yo hoy simplemente yo  ya he rozado el limbo.